Este es un nuevo modelo de crecimiento empresarial, un mecanismo profesional donde una o más personas reemprendedoras acceden a la propiedad de una empresa ya en funcionamiento, para hacerla crecer sin tener que pasar por la fase de crearla.
En la mayoría de Pyme’s, y en todas las empresas personales, este proceso significa asumir las tareas de dirección y gestión por parte de la persona reemprendedora.
Al estructurarse mantienen todos los activos del emprendimiento y este continúa en funcionamiento, manteniendo puestos de trabajo, instalaciones, clientes y proveedores, y da valor a la toda la historia y al esfuerzo dedicado a la creación y desarrollo inicial.
Además, con el cese del emprendimiento se refuerza el tejido empresarial actual y futuro y se promueve un mercado susceptible de provocar crecimiento económico.
Es evidente que en el emprendimiento el funcionamiento ordinario tiene muchas más posibilidades y capacidades de generación de recursos que una nueva empresa que empieza de cero, y evita la conflictividad y la judicialización de los procesos empresariales de cierre.