Vielha, 21 de junio de 2018.- La noche de San Juan es muy especial para los araneses, y más concretamente para los de Les y Arties, que celebran dos fiestas que dicen mucho de su carácter y sus tradiciones.
Los Haros del Valle de Aran marcan el inicio de la temporada turística de verano. En diciembre de 2015, el comité intergubernamental de la Unesco declaró las Fallas del Pirineo en Cataluña, Haro o Taro en la Val d’Aran y Brandon en Francia, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Esta catalogación contempla las 63 fiestas del fuego que se celebran durante el solsticio de verano en los Pirineos, entre las que se incluyen la Crèma deth Haro de Les y la Crèma deth Taro de Arties.
La celebración tiene un origen ancestral, íntimamente ligado a los ciclos agrarios y solares. Se relaciona con los ritos primitivos de regeneración de la vida natural, de fecundidad y de agradecimiento a los dioses por el éxito de las cosechas y la llegada del buen tiempo. En el Valle de Aran estas fiestas antiguamente se celebraban en todos los pueblos, pero sólo Les y Arties las han mantenido.
El rito del fuego, que tiene sus inicios en la ceremonia pagana que se hacía en honor al dios Sol, que en la Val d’Aran y Cominges se denominaba Abelio, con el tiempo se incorporó a la tradición cristiana y en algunas localidades se ha mantenido hasta nuestros días. Consiste en la quema de las fallas durante la noche más corta del año y se escenifica con el fuego el cambio de ciclo en el año solar en que comienza el declive del día. Con este rito se perseguía la purificación, la quema de los malos espíritus -que en el Valle de Aran denominan «erulets» – y de todo aquello que lleva la desgracia y la enfermedad a humanos y animales. Después se llevaba una parte del carbón y las cenizas a las casas y a las cuadras para que no sufriesen daños, y otra parte a los huertos y los campos para pedir buena cosecha.
La Crèma deth Haro de Les
Se celebra el 23 de junio, festividad de San Juan y supone el inicio de las fiestas patronales de la localidad. Durante la velada se quema un tronco de abeto, el Haro.
El escenario del ritual es la Plaza deth Haro, donde, hacia las 10 de la noche llega la procesión al ritmo de las danzas tradicionales de Es Corbilhuèrs de Les. Tras la bendición y encendido del Haro se le prende fuego y se procede a la quema de las halhes, una especie de antorchas fabricadas con corteza de cerezo que se hacen girar describiendo círculos y simulando la lucha para purificar y quemar los malos espíritus. La ceremonia finaliza con un baile alrededor del Haro encendido, mientras en la plaza se sirve el «vin caud», vino caliente con azúcar, ron y fruta, que se toma junto a la tradicional coca de San Juan.
Unos días más tarde, el 29 de junio, festividad de San Pedro, tiene lugar la «Quilha deth Haro», es decir, el plantón del nuevo Haro. Los novios tienen el honor de distinguirlo con una corona de flores, como rito para pedir fecundidad. Este árbol preside la plaza de Les durante un año, hasta la próxima noche de San Juan.
El segundo sábado de mayo el pueblo celebra la «Shasclada» momento mágico en el que se le clavan las cuñas al árbol y se convierte en sagrado. Cabe señalar que el levantamiento del Haro se lleva a cabo con la misma técnica que utilizaba el hombre primitivo para enderezar los menhires: se levanta desde el suelo y a base de fuerza y de ir sustentándolo se van ganando grados de altura hasta que finalmente se planta y se clava.
La Crèma deth Taro de Arties
Por San Juan se celebra en Arties la llegada del solsticio de verano con la quema de un tronco de abeto, coincidiendo con el inicio de las fiestas mayores de la localidad. Esta celebración marcaba también el momento en que los ganaderos empezaban a subir a los animales a los pastos más altos de las montañas.
Un mes antes de la fiesta, una expedición de hombres del pueblo sale a buscar el Taro, lo cargan y transportan hacia el pueblo y lo preparan para su quema. Llegado el día, se le prende fuego y se arrastra por las calles y plazas de Arties, acompañado de música y los gritos de los asistentes, en un recorrido que se alarga hasta altas horas de la madrugada y que acaba delante de la casa del alcalde, donde se deja totalmente carbonizado. Según la tradición, las cenizas del Taro protegen, purifican y fertilizan, por lo que al esparcirlas por todo el pueblo alejan los malos espíritus.
A partir de su designación por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, las «Hèstes deth huec» se han convertido en uno de los principales atractivos del verano aranés.